El 3 de marzo, tras varios meses de huelga en demanda de unas condiciones dignas de trabajo, las comisiones representativas de trabajadores en las empresas en lucha habÃan convocado una jornada de paro general en Vitoria, una ciudad donde se habÃa creado un movimiento asambleario que preocupaba al Gobierno, temeroso de que pudiera extenderse al conjunto del Estado español.En la iglesia de San Francisco del barrio obrero de Zaramaga, miles de trabajadores y trabajadoras abarrotaron el templo en asamblea. En el exterior se congregaron muchas personas más y, en medio, se situó un centenar de agentes de la PolicÃa armad